Santa Catalina de Siena (1347-1380)

 

Catalina Beningasa nace en Siena el 25 de marzo de 1347 del Sr. Jacobo y Doña Lapa, penúltima de 25 hijos. Todavía muy pequeña, a los seis años, vive una experiencia espiritual que marcará su vida en un modo decisivo: en el cielo, justamente sobre la iglesia de los Padres Dominicos, se le aparece Jesús en un  bellísimo trono. Desde aquel día ella pasa mucho tiempo en la soledad, dedicándose a la oración y practicando la penitencia. Pero sus familiares, sobre todo la mamá, intentan disuadirla de su propósito de consagrarse al Señor y le ocupan las jornadas con pesados trabajos domésticos. Determinante en este periodo es otra visión en la que Catalina ve a Santo Domingo que la invita a entrar en su Orden vistiendo el hábito de las Hermanas de la Penitencia.

 

Superadas varias dificultades, finalmente a los 16 años, Catalina viste el hábito de las Mantelatas, mujeres ricas, la mayoría viudas, que seguían la espiritualidad de Santo Domingo  y apoyaban a los Dominicos sobre todo en el servicio a los necesitados.

 

En este período sigue cultivando la pasión por la penitencia y por la contemplación; tiene frecuentes visiones y encuentros con su esposo con el que celebra las bodas místicas el 2 de marzo del 1367.

Desde este momento, después de veinte años de contemplación, comienza para ella una intensa actividad social y política. Catalina empieza a recorrer las calles de la ciudad, va a las cárceles, a los barrios más peligrosos, se dedica al cuidado de los que sufren, de las personas abandonadas en los hospitales, sobre todo a los leprosos, llevando remedios y consolando a aquellos que se encuentran a punto de morir.

Intensa y de gran relieve es también su actividad realizada a través de las numerosas cartas enviadas por ella a personas de todas las categorías sociales con el fin de aconsejar, reconfortar, reprender, animar.

 

La senense se deja interpelar fuertemente por la situación política de su tiempo caracterizado por:

• una amplia corrupción dentro y fuera de la iglesia, involucrada en las guerras, cómplice del poder temporal, preocupada solamente por sus propios intereses, tanto que el Papa traslada la sede papal a Aviñón, en Francia.

• Una fragmentación del poder entre un gran número de príncipes, involucrados en continuos conflictos fratricidas y deseosos solamente de tener poder y poseer dinero.

Con dolor Catalina se da cuenta de que en la sociedad donde vive, “la Verdad no es ni conocida, ni amada”. Entonces abandona Siena y emprende una serie de viajes como embajadora de paz entre el Papa y varias ciudades – Pisa, Lucca, Florencia – en constante lucha con el Estado Pontificio. Va también a Aviñón y después de muchas fatigas, en el 1376, logra convencer al Papa a volver a su Sede de Roma.

 

 La pasión de Catalina por Dios y por la salvación de los hermanos encuentra eco en los corazones de distintas personas que dan origen a la así llamada “Bella Brigata”. Eran hombres y mujeres, políticos y artistas, nobles y pueblerinos, laicos, sacerdotes y religiosos que la consideraban “Mamma”, algunos se desempeñaban como sus amanuenses y la seguían en sus misiones de paz.

  

Después de haber confiado al “Diálogo” su profundo conocimiento del Misterio divino, revelado en Jesús, consumida por la entrega total de su vida a la Misericordia, Catalina muere en Roma el 29 de abril de 1380, sin ver reconciliada a la Iglesia, dividida por el gran cisma de occidente, pero ofreciendo su vida por esta misma Iglesia que había amado tanto y por la cual se había sacrificado tanto.

 

 

 

 

 Santo Domingo de Guzman (1171-1221)

 

A finales del siglo XII y comienzo del XIII, toda Europa occidental se ve sacudida por cambios importantes tanto en el plano político como en el social y eclesial: 

• el feudalismo entra en crisis y se debilita: se constituyen pequeños estados y, los derechos de las personas toman fuerza frente al poder de los señores.

• una paz relativa facilita el desarrollo del comercio. Surgen nuevas ciudades que muy pronto se manifiestan celosas de su autonomía

• esta paz favorece una eclosión demográfica: el campo se despuebla y ya no es más el centro de la vida. Los nuevos ciudadanos se organizan en corporaciones, con sus leyes propias, mientras que los monasterios, centros de la evangelización rural, pierden su influencia.

Es la época en la que se construyen las catedrales.

• la Iglesia misma atraviesa por una fuerte crisis: en su interior lo que escandaliza es la riqueza de la  jerarquía y la poca formación del clero; al exterior, los movimientos heréticos,

que tienen aparentemente un gran éxito, crean confusión en la gente.

En este cuadro histórico se ubica la figura de Domingo.

En efecto El nace  de Feliz de Guzmán y de Juana de Aza, en 1771 en Caleruega, en la Vieja Castilla.

Alrededor de los siete años se le confía a un tío sacerdote, quien se encargará de su educación y de su formación espiritual. 

A los 15 años cursa sus estudios en la Universidad de Palencia. Y es en este tiempo que durante una carestía, toca con mano el sufrimiento de la gente y se da cuenta de que, estudiar o predicar la Palabra de Dios significa, ante todo, encarnarla. Por eso, con el ardor que lo caracteriza, vende todos sus libros: “No puedo seguir estudiando sobre las pieles muertas, cuando los pobres,

mis hermanos, mueren de hambre”

  

Joven sacerdote, en 1198, lo encontramos entre los canónigos regulares de la Catedral de Osma donde, en el silencio y en la oración, se dedica a  la contemplación y al estudio, para conocer el verdadero rostro de Dios, revelado en las Escrituras y sobre todo en Jesús crucificado. Durante este período, experimenta también la fuerza y el valor de la comunidad.

  

Su vida parecería ya definitivamente proyectada. Pero, en 1204, elegido por su Obispo Diego como compañero para una delicada misión diplomática en Dinamarca, abandona España y sus seguridades, por una aventura que enriquecerá y cambiará no solamente su persona.

Tiene 33 años y ya no volverá nunca más a su tierra natal.

 

Dos encuentros particularmente fuertes serán el “crisol” en el que el Señor forjará en Domingo

el corazón de “predicador”:

• En Toulouse, tiene un primer contacto directo con la herejía cátara y albigense: pasa toda la noche discutiendo con su hostelero, un herético cátaro, hasta llevarlo a la conversión. Domingo se siente así llamado a predicar a los herejes para “dar carne” al rostro de un Dios Padre, compasivo y misericordioso, que quiere que todos se salven.  

• En Montpellier, a través del encuentro con un grupo de misioneros católicos, duramente criticados por los herejes a causa de sus riquezas, Domingo siente, cómo el Dios revelado en Jesús “servidor sin gloria ni prestigio”, no se puede anunciar con el poder o la fuerza: “Bajen de sus caballos y vayan de dos en dos, en pobreza voluntaria…”.

El encuentro con la Palabra y con los hambrientos de pan o de verdad,  serán en adelante para Domingo, lugares de contemplación constante, de entrega total y harán de él, una “Predicación viviente”.

En 1215 el Obispo Fulco de Toulouse lo nombra predicador de su diócesis. Mientras tanto algunos amigos se reúnen con él porque comparten el celo de la predicación por la salvación de los hermanos; en diciembre del 1216  esta primera comunidad, recibe del Papa Honorio III la aprobación oficial de la “Santa Predicación”.

La obra de los nuevos predicadores es sostenida por la oración de las monjas de Prouilhe, monasterio fundado por Domingo para jóvenes cátaras convertidas. 

Convencido de que “el grano amontonado se pudre”, en 1217 Domingo envía a sus hijos a toda Europa: París, Bolonia, Oxford, Colonia.

 

De 1220 a 1221, Domingo elabora las primeras bases de la Orden: los  frailes estarán totalmente “dedicados a la predicación de la Palabra”, entregados a la contemplación de la Palabra, caracterizados por la búsqueda de la Verdad encarnada en una fraternidad cada vez más universal.

 

Consumido por su pasión apostólica, Domingo muere en Bolonia el 6 de Agosto de 1221. El 3 de Julio de 1234, el Papa Gregorio IX lo proclama “SANTO”.

 

 

Catherine-Gérine Fabre (1811-1887)

 

La época de Madre Gerine se caracteriza por profundos cambios socio-políticos:

• enfrentamientoviolento entre las corrientes revolucionarias y las monárquicas.

• rápida transformación industrial con fuertes movimientos migratorios de las zonas rurales a las ciudades.

• explotación de la mano de obra obrera y de los niños en el mundo laboral.

• Insuficiente atención a la educación y a la salud.

y por un cambio radical de mentalidad: se busca el beneficio individual y

una mayor autonomía a nivel religioso.

 

Nuestra Fundadora nace el 22 abril de 1811 en un pueblo pobre del centro de Francia y es bautizada con el nombre de Francoise-Catherine.Pertenece a una familia modesta, segunda de siete hijos. Para encontrar trabajo, su padre tiene que desplazarse de un lugar a otro y ella se ve obligada desde niñaa abandonar la escuela para ayudar a su madre en el cuidadode sus hermanos.

 

Durante su adolescencia, comienza a frecuentar, con sus hermanas, el movimiento laical dominicano;se integra a la fraternidad de Chaudes-Aigüesy hace profesión con el nombre de Marguerite Gerine. 

Durante el largo camino que lleva aChaudes-Aigües, se detiene frecuentemente en un pequeño santuario dedicado a la Virgen, para contemplar la “Pieta”. Es delante de esta imagen de María que sostiene en sus brazos el cuerpo desfigurado y muerto de Jesús, que el corazón de Gérine se abre a la compasión y toma fuerza en ella el deseo de hacer de los pobres el lugar de la entrega de su vida al Señor. 

 

En 1842, vuelve a Toulouse donde funda una primera y nueva comunidad de terciarias dominicas, mujeres que viven juntas, dedicadas al servicio de los enfermos y a la oración, siguiendo la espiritualidad de Santo Domingo. A pesar de las dificultades que conlleva todo comienzo, las comunidades se multiplican rápidamente.

 

Confirmada en su vocación de dominica por el P. Lacordaire, restaurador de la Orden dominica en Francia, Gérine hará de la experiencia fundadora de Santo Domingo, el núcleo inspirador de sus comunidades y de su servicio apostólico.

 

A partir de 1852, establecida en Albí, da vida a la Congregación de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena, de la que será Superiora General en 1865.

 

En pocos años, se constituyen nuevas comunidades de hermanas en Italia y en América latina.

 

Gérine, enamorada de Santa Catalina, elige a la Santa Senesa como “Madre y Maestra” de su Congregación, a fin de que sus hijas puedan aprender de ellaa ser verdaderas dominicas en el corazón del mundo.

 

El 3 de septiembre de 1879, por razones históricas y a la vez eclesiales, Madre Gérine es obligada a renunciar a su cargo de guía de la Congregación presentando su dimisión ante el Obispo de Albí; y las comunidades de Italia deciden constituirse en una Familia Religiosa distinta de la francesa.

 

Durante ocho largos años, la Fundadora vive en su carne, con total abandono en el Señor, el misterio de la Cruz y muere en la soledad, en Carcassonne el 31 de diciembre de 1887. 

Serán justamente este sufrimiento y esta soledad el “espacio abierto” que permitirá al Dios de la Misericordia “proveer” y “sembrar” abundantemente su Vida. 

 

 

 

 

 

 

TERESA SOLARI

(1822 - 1908)

 

La Sierva de Dios Dominga Catalina del Espíritu Santo (Madre Teresa Solari) es muy querida en nuestra Congregación que ha iniciado el proceso de beatificación. Ella ha fundado las Hermanas Dominicas de la Pequeña Casa de la Divina Providencia, que desde el 1990 están junto con nosotras.

Teresa Solari nació en Né, distrito de Chiavari, en el año 1822 o1823. Habiendo perdido a su madre de pequeña, experimentó personalmente el duro trabajo para ganarse el pan.

 

Durante una internación en el hospital, conoció a la joven Antonietta Cervetto y, juntas, una vez salidas del hospital, llevaron a cabo el proyecto de caridad al cual se sentían fuertemente llamadas por la voluntad de Dios: recibir y educar a niñas y huérfanas o de algún modo necesitadas, como religiosas dominicas. Durante cuarenta años Teresa se dedicó al extenuante trabajo de la colecta para proveer el alimento a sus asistidas: los Genoveses se transformaban en cooperadores de la caridad y el Cielo frecuentemente intervenía respondiendo directamente a las confiadas súplicas, con hechos extraordinarios.

En su vida se alternaron gracias espirituales especialísimas y pruebas físicas y morales que hicieron de ella, humilde criatura analfabeta, una persona extraordinariamente participe del misterio del Amor divino  y compasivo para con el prójimo.

 

Cuando murió, el 7 de mayo del 1908, la Comuna, como signo de reconocimiento a su prodigiosa caridad, donó el nicho en el que descansa en el Cementerio de Staglieno. Desde ese entonces  su tumba se convirtió en lugar de continuas peregrinaciones, sobre todo para suplicar por la solución de problemas familiares: los numerosos ex voto dan testimonio de que ella con solicitud sale al encuentro de las necesidades de las familias.

La Causa de beatificación y de canonización de Madre Teresa Solari se encuentran actualmente en el Dicasterio de las Causas de los Santos en Roma, donde se desarrolla el proceso ya sea para el reconocimiento de la heroicidad de las virtudes, que para el reconocimiento del milagro atribuido a la sierva de Dio en favor del niño Stefano Tchamou Tetsopguim.